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Tres jóvenes que disfrutan de una beca de formación fruto de un convenio con la Universidad de Oviedo en Ascensores Tresa nos cuentan su experiencia

La experiencia profesional, el poder desarrollar sus conocimientos por fin en un entorno laborar real y el trabajar día a día con un equipo humano amplio. Estas son las cuestiones que destacan Ainhoa Diéguez, Andrea Martínez y Esther Facal, tres jóvenes mujeres que disfrutan de una beca de formación en Ascensores Tresa, fruto de un convenio con la Universidad de Oviedo.

Todas coinciden en que el año en el que les ha tocado desarrollar esta beca ha sido “complicado”. Ainhoa  Diéguez, que está cursando su cuarto año del grado de Pedagogía pensaba que este año no iba a poder realizar sus prácticas: “Muchas empresas han reducido su personal debido a la Covid-19, pero al final, aquí estoy, tomando todas las medidas de seguridad y siendo muy responsable para proteger a los demás y protegerme a mí y a los míos así como a mis compañeros de la empresa”, explica. Esther Facal, por su parte, señala que “llegar a un sitio nuevo nunca es sencillo, y con todas las medidas y restricciones que surgen se hace aún más complicado”, pero continúa: “Como primera experiencia ha sido extraña al principio, pero ha pasado el tiempo me he sentido más a gusto”.

Todas se muestran muy satisfechas de haber elegido Ascensores Tresa para estas prácticas laborales. Andrea Martínez explica que “estoy muy cómoda aquí. Cuando vi la oferta para la beca en Tresa no conocía en profundidad a la empresa, pero me puse a investigar y me llamó mucho la atención”. Ella estudió Ingeniería Industrial y en Tresa sirve de apoyo al jefe de obra: “Juan siempre me presenta en las reuniones de comunidades de vecinos como encargada de obra, y eso me da mucha seguridad y confianza. Mis principales tareas consisten en llevar un control y un seguimiento de las obras a la vez que ayudo a la planificación”. Andrea destaca que es “un trabajo muy dinámico, donde estoy en contacto con mucha gente (desde los vecinos y las subcontratas de albañilería hasta comerciales, fábrica, oficina técnica dentro de Tresa) con el fin de gestionar lo mejor posible las obras y tratar de optimizar tiempos y recursos”.

Esther Facal explica que ella eligió Tresa porque “quería hacer mis últimas prácticas universitarias en un ámbito distinto y nuevo para mí, y de momento creo que he acertado al elegirlo”. Ella iba a realizar unas prácticas de tan solo tres meses, de septiembre a diciembre, pero cuando concluyó ese periodo, la empresa le ofreció continuar unos meses más con un contrato de prácticas extracurriculares. En sus primeros meses en Tresa estuvo trabajando con la plataforma de Moodle, un campus virtual para los trabajadores de la empresa, revisando y dando una forma dinámica a los contenidos que se iban a subir. “Básicamente he trabajado con presentaciones y cursos para impartir, tanto a los trabajadores que ya están en la empresa como a los que llegan nuevos, pero también he tenido que hacer un curso que me acredite como docente para poder atender a los trabajadores en los cursos que hagan a través de esta plataforma”. Ahora, en sus prácticas extracurriculares ha cambiado a otro departamento y se encarga de ayudar en PRL (prevención de riesgos laborales.

Ainhoa Diéguez sabía ya desde que comenzó Pedagogía que quería orientar su futuro al ámbito laboral de la formación. En Tresa no solo ha vencido su inquietud inicial con respecto a los ascensores (“he aprendido cosas que me hacen ver la seguridad de los ascensores y su funcionamiento), sino que también se ha encargado de todo lo relacionado con la formación dentro de la empresa. Ahora, junto a Esther Facal, será tutora de unos cursos que ambas han creado para los trabajadores que se incorporan nuevos a la empresa. “Van a tener en nosotras una guía y sobre todo vamos a estar para solucionarles cualquier duda ya que cuando se incorpora un nuevo trabajador es esencial impartir una formación en la que se le presente lo que va a realizar, los problemas que se puede encontrar y cómo solucionarlos así como multitud de temáticas que van a servir para su pleno desarrollo profesional en esta empresa”, explica.

Esther Facal está muy satisfecha con la experiencia en Tresa: “Me ha abierto las puertas al mundo laboral, me ha servido para conocer qué buscan las empresas en sus trabajadores y cómo desarrollarme en mi puesto de trabajo. También a estar segura de mí misma y saber que estoy a la altura de lo que se me pide”. Andrea Martínez destaca por encima de todo lo mucho que está aprendiendo, “tanto con Juan, el jefe de obra, como con el resto de compañeros y gente ajena a Tresa. Casi todo el mundo tiene mucha paciencia, ya que yo soy bastante preguntona. De todas formas, tengo la suerte de poder ir a todas las obras y “ensuciarme”, que es donde mejor se aprenden las cosas”, explica.

Ainhoa Diéguez, por su parte, ha decidido realizar su trabajo fin de carrera sobre Ascensores Tresa. “Estudiaré las necesidades formativas que presenta y elaboraré un pequeño plan de formación, por lo que estar de prácticas aquí ha enriquecido mucho mis conocimientos sobre el tema y que puedo aplicar a mi trabajo”.

Las tres tienen clara la respuesta al ser preguntadas si recomendarían un ascensor de la marca Tresa. “Sí -dice Diéguez- sobre todo por su seguridad, y la disposición que tienen a solucionarte cualquier problema. Es una empresa que se preocupa por el cliente y eso es algo muy importante, no solo vender si no también mantener al cliente y brindarle unos servicios acordes a lo que piden”. “Es que teniendo en cuenta los profesionales que me rodean apostilla Andrea Martínez- me resulta muy fácil recomendar la marca”. Similar respuesta da Esther Facal: “Destaco de Tresa su parte humana, sobre todo después de conocer y ver trabajar a varias de las personas que se encargan tanto de la parte más “técnica”, como del seguimiento o atención a las incidencias y preguntas”. Ainhoa Diéguez quiere señalar una cosa más: “Cada poco están innovando. Por ejemplo, el ascensor que está instalado aquí en la fábrica funciona por voz y el botón para llamarlo no hace falta pulsarlo, basta con acercar un poco la mano, algo muy importante para evitar contagios en los tiempos que estamos viviendo”.

¿Cómo ven su futuro? Las tres son conscientes de que les ha tocado vivir un momento complicado, pero van a poner todo de su parte para desarrollar su vida profesional y hacerlo además en Asturias. Esther Facal explica que “hay oportunidades laborales, pero bastante reducidas, sobre todo para los jóvenes”. Ella cree que la región tiene que crear proyectos llamativos orientados a la búsqueda de empleo, que ayuden a atraer y retener el talento, de forma que los jóvenes no necesiten irse a otra comunidad. “Hay que pensar en propuestas que doten de valor a los profesionales, que les hagan sentirse comprometidos con la empresa, o el sector donde se desarrollen”, dice. Por su parte, Andrea Martínez lo tiene claro: “Quizá la nuestra no sea la región que más oportunidades puede ofrecer a los jóvenes ahora mismo. pero aun así mi intención es intentarlo”. Y termina con un guiño hacía sus actuales jefes: “Nada me gustaría más que esa carrera profesional que todavía está empezando, siguiera su curso aquí, en esta empresa”. 

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